Licorice Pizza es una comedia romántica divertida que se aleja del molde comercial del género.
La película cuenta la historia de dos jóvenes que casualmente se conocen en la fila de espera de un colegio para la sesión fotográfica de un álbum de promoción escolar. Gary aprovecha una oportunidad para hablar con Alana quien parece poco interesada en el adolescente. Pero la convicción y seguridad de Gary terminan por convencer a Alana de salir por primera vez juntos. El interés de Alana es inmediato. Se nota en su rostro cuando se percibe interesada en el adolescente.
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A partir de esa primera cita suceden una serie de eventos divertidos, peculiares y ocurrentes que terminan por compenetrar más a la pareja.
El romance va contándose con la música de los 70, un elemento recurrente en películas estrenadas en los últimos años, apelando a una nostalgia que ha tenido buena respuesta, hasta ahora, del espectador.
Además de una buena fotografía, como siempre ha caracterizado a las películas de Paul Thomas Anderson.
Pero en Licorice Pizza destaca, por encima de todo, el buen trabajo de Alana Haim. Conocida más por su música en la banda Haim, que por su actuación, siendo este su debut en el séptimo arte. Su trabajo es brillante y se convierte en el motor de toda la película. La diversión nace de ella con un personaje honesto, directo, franco, pero enamorado, aunque intente poner una barrera, una y otra vez, para no caer en los encantos del joven Gary. Su interpretación se parece a roles como Lady Bird.
Gary, interpretado por Cooper Hoffman, hijo de Philip Seymour Hoffman, también ofrece una buena interpretación. Entregando a un joven decidido y seguro.
Las dos interpretaciones merecían un espacio en las nominaciones al Óscar (ya que estamos en esta temporada), pero fueron obviados del quinteto nominado por la Academia.
Licorice Pizza no es precisamente uno de los mejores trabajos de Paul Thomas Anderson, pero tampoco es que sea regular o malo. Se siente divertida, ligera, bien actuada, pero lejana a trabajos como El hilo fantasma, Petróleo Sangriento o The Master. Lo que no es, es una típica comedia romántica, vacía y telenovelesca.