
Francis Ford Coppola goza de una honestidad brutal. El libro El Padrino de Mario Puzzo no le gustó. Según su libro “The Goodfather Notebook” recuerda que alguna vez leyó un aviso en The New York Times sobre este texto y pensó: “Estuve intrigado, porque Mario Puzo debía haber sido un intelectual italiano y el libro un tratado de poder y maquiavelismo…”.
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Sin embargo, al leerlo, el libro le dejó otra impresión. “Mi primera reacción fue de sorpresa y consternación, no era lo que había imaginado. Fue más una obra hecha para ganar dinero”. Esta historia la contó varias veces en cuanta entrevista daba a medios en Estados Unidos.
Razón no le faltó. Mario Puzo, autor de El Padrino, confirmó, luego, en su libro, “Los documentos de El Padrino”, que ideó esta obra para pagar deudas de juegos y a familiares. “Tenía cuarenta y cinco años y estaba cansado de ser un artista. Además, debía veinte mil dólares a familiares, financieros, bancos, corredores de apuestas y usureros”.
Sus familiares lo presionaron para que escribieron textos más comerciales que le permitan resolver sus apuros económicos, entonces decidió sacar adelante El Padrino. “La verdad es que no deseaba escribir El Padrino. Era otra la novela que yo quería escribir”, confesó.
Terminaría de escribirla en 1969, después de dos años de su tercera obra. “Me avergüenza admitir que escribí El Padrino enteramente a base de indagaciones y datos. Nunca me he encontrado con un gánster digno de tal nombre. Conozco muy bien el mundo del juego y las apuestas, pero nada más”. Al leer el texto uno repara en que la prosa no es precisamente elaborada, sino más bien sencilla y directa que describe una buena historia.
EL PADRINO AL RESCATE
Paramount compraría los derechos del libro para adaptarlo al cine. El Padrino se lanzó en momentos en que el cine estaba en crisis de ideas. La época dorada en que resonaban con fuerza coloridos musicales y dramas épicos estaba en caída así que requerían con urgencia propuestas creativas.
No obstante, la compañía no tenía fe en esta historia. Robert Evans, productor de El Padrino, recordó que el estudio no quería financiar el filme. “Tenía el mejor libro del mundo y mi compañía lo rechazaba y no encontraba director para dirigirla”.
EL PROBLEMA DEL DIRECTOR

Al final aceptaron, pero el problema vino después para escoger al director que estaría detrás de esta película. Fue rechazada por varios cineastas como Elia Kazan de Un tranvía llamado deseo y La ley del silencio. Hasta que dieron con un nombre que al estudio no gustó, pero terminaron por aceptarlo.
Encargaron la adaptación del texto al joven Francis Ford Coppola quien por esos años aparecía como un director emergente en Hollywood. Venía de ganar el Óscar por el guion de Patton y de recibir una nominación para el mismo premio por la comedia, You’re a Big Boy Now. Además, junto a su amigo George Lucas, sacaron adelante su productora llamada Zootrope, con la única intención de dirigir películas independientes o artísticas.
En ese contexto ofrecieron a Coppola el proyecto cinematográfico El Padrino. No quiso aceptarlo. Siendo directos Coppola consideraba que este libro no estaba al nivel de películas que quería dirigir a sus poco más de 30 años. “Intenté rechazar el proyecto, sentí que el libro era más salaz y comercial para mi propio gusto”.
Sin embargo, George Lucas fue clave para que Coppola aceptara este encargo. La productora fundada por ellos no funcionaba como se esperaba y empezaban a tener deudas. Lucas dijo: “Empecé a convencerlo de que pensara en nuestra supervivencia más que en cualquier otra cosa”. El director El Padrino consideró que su amigo Lucas tenía un punto válido. Aceptó esta aventura.
MARLON BRANDON TAMPOCO QUERÍA EL PAPEL

Pero Francis Ford Coppola no era el único que rechazaba El Padrino, sino también Marlon Brando quien ya tenía un Óscar por su interpretación en La ley del silencio y gozaba de fama de personaje complicado en los rodajes. Solo Coppola lo quería en la película, porque el estudio rechazaba su presencia por su comportamiento.
Al final Brando hizo un casting que impactó. La transformación en Vito Corleone fue inmediata. Se puso pedazos de algodón en la boca para agrandar las mejillas y de inmediato sacó el espíritu del personaje. Quedó. Coppola feliz; Brandon no tanto. “Fue denigrante hacer una prueba de pantalla, pero necesitaba un papel por aquellas épocas. Ni yo estaba seguro de hacer el papel”, confesó en el documental “Listen to me, Marlon”, construido a base de audios grabados por el mismo actor.
NO QUERÍAN A AL PACINO
Con Al Pacino también hubo problemas y no porque el actor rechazaba el papel, sino que el estudio no lo quería. Lo consideraban poco conocido ya que solo interpretaba obras en Broadway. Para este rol sugirieron nombres como el de Robert Redford. Pero Coppola se encaprichó con Al Pacino. No obstante, para complacer a los ejecutivos tuvo que hacer pruebas con James Caan (hizo a Sony) y Robert De Niro (Michael Corleone joven en El Padrino 2) para el papel de Michael Corleone. Al final pesó la decisión del director y quedó Al Pacino.
Al Pacino confesó que se sentía inseguro durante el rodaje. Percibía que el resto de miembros de la producción no lo querían. Intuía un rechazo implícito. Lo mismo sentía Francis Ford Coppola, quien recuerda que, mientras estaba en el baño, escuchaba a personas que hablaban mal de su trabajo y la posibilidad de reemplazarlo, junto a Al Pacino, durante el rodaje. “Recuerdo que estaba en el baño y entraban algunos miembros del equipo del rodaje y dijeron: ‘Qué porquería, no sabe lo que hace’”.
Lucas recuerda que su amigo no pasaba por un buen momento. “Fui al estudio donde Francis había arrojado el teléfono y dado puñetes al set”.
Sin embargo, para los dos una escena cambió su suerte. Se trata de aquella en que Michael Corleone asesina al autor intelectual del ataque a balazos a su padre, Vito. Esa toma, que elevó la película, también cambió la vida de los dos. Gracias a esa grabación la filmación de El Padrino continuó un poco más tranquilo que al inicio.
El Padrino se estrenó en 1972 con buenas críticas y recepción del público. Fue una película que marcó el inicio de una nueva década de oro de directores que ensayaron nuevas ideas. Así aparecieron películas como Calles peligrosas, El exorcista, La conexión francesa, Star Wars, Tiburón, entre otras, que cambiaron la forma de hacer cine hasta nuestros días.
Hoy El Padrino, como un buen vino, ha envejecido mejor y se le considera como la mejor película de toda la historia del cine.