Baz Luhrmann, director de Moulin Rougue, se coloca detrás de cámaras para entregarnos la biografía de Elvis Presley, uno de los grandes cantantes de los Estados Unidos.
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El biopic de Presley abarca desde su niñez hasta su temprana muerte en los 70 durante dos horas y media de duración de la película.
El estilo del director calza en la historia de un cantante atípico en una época conservadora. Elvis era todo lo contrario. Pues hacía sus «demoniacos» movimientos de caderas, pelvis y brazos atraían a sus fanáticas así como el rechazo de los conservadores.
En ese sentido esos ritmos rápidos y por momentos rabiosos calzan bien en el estilo del director acostumbrado a contar sus películas con movimientos rápidos de cámaras, gestos exagerados, cámaras lentas para generar suspenso en la narrativa, etc.
Así, por ejemplo, consigue una toma divertida al inicio de la película cuando vemos a Elvis tocando en un pequeño teatro ante un público reducido. Con el efecto de una cámara lenta vemos el efecto que causan los ritmos de los cantantes en sus futuras seguidoras. Verlas gritar una a una, en forma lenta, es gracioso.
Pero después el ritmo de la película va rápido para contar solo algunas pinceladas de la historia de Elvis. Baz Luhrmann no profundiza en algunos episodios del rockero. Simplemente pasa tan rápido como un resumen de Wikipedia. De esta manera sin profundidad el biopic pierde interés.
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No obstante la película tiene buenos momentos. Como aquel en que Elvis da su primer concierto en Las Vegas. El trabajo de dirección logra que el artista vibre y muestre su talento con ayuda del joven actor, Austin Butler.
Parece que Butler deja el ritmo fluya como lo hacía con Elvis Presley. La interpretación en las escenas de concierto son notables. La cámara hace lo suyo para captar sus movimientos, gestos y sudor humedeciendo su cabello. Los mejores momentos de la interpretación del actor están en los conciertos. Pero en la toma de Las Vegas queda bien.
Sin embargo Baz Luhrmann no logra mantener ese nivel hacia el final. Todo se resuelve tan rápido como la mayor parte del planteamiento de la película.
No es precisamente una gran película, pero aporta algunos detalles biográficos probablemente desconocidos para muchos de Elvis, el rey del rock and roll.