Luego del éxito de Top Gun, Tom Cruise regresa con su marca registrada: Misión Imposible, Sentencia Mortal. En esta oportunidad una sola historia se dividió en dos. Este año se estrenó la primera parte y lo más probable, si es que no hay pandemias o huelgas, es que el segundo capítulo o final se proyectará el próximo año.
El inacabable Ethan Hunt enfrentará a un villano posible: la inteligencia artificial (IA). Resulta oportuno aprovechar esta tecnología para fines «hollywodenses» en momentos en que el mundo discute más sus perjuicios que ventajas. Así que incluirla como antagónica en un blockbuster no hace más que reforzar esos miedos.
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La fortaleza de esta Misión Imposible es que utiliza bien esos temores en hechos cotidianos que un espectador podría vivir en su día a día. Por ejemplo ser víctima de una estafa con una voz generada por IA tal como hemos visto en algunos vídeos. Eso ya existe. No es ciencia ficción y la película toma esas realidades para contar su historia.
Resulta interesante esta premisa sin dejar de lado el factor humano. En La leyenda del jinete sin cabeza de Tim Burton hay un diálogo en que el detective encargado de investigar una serie de asesinatos cometidos por este fantasma concluye que: «El asesino es un hombre de carne y hueso, y pienso descubrirlo». Lo mismo sucede en Misión Imposible. La IA no se manda sola sino que tiene aliados terrenales interesados en utilizar este poder, teóricamente ilimitado, para sus fines malévolos.
La franquicia de Misión Imposible siempre se ha caracterizado por tener del lado del protagonista lo último en tecnología para llevar a cabo sus complicadas misiones como el uso de máscara para cambiar de rostro, sistemas de seguridad con reconocimiento de movimientos o lentes con realidad aumentada. Pero en este caso utiliza una tecnología ya conocida y hasta usada por la mayor parte del planeta. Esto no es ficción, sino una realidad o una advertencia de lo que podría suceder pronto.
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Alrededor de esta interesante idea es que prepararon, como en las anteriores películas, escenas de acción. En ese sentido queda bien aquella recreada en Venecia con la inclusión de un minicarro. Pero también resultan atractivas esas tomas en que la IA demuestra su poder en el aeropuerto y en una estrecha calle italiana.
No todo es espectáculo, sino también hay tiempo para el drama. Principalmente cuando se debe poner punto final a uno de sus personajes. Aunque inesperado ese epílogo el resultado no ha sido precisamente óptimo. Faltaba un poquito de emoción y quedaba bien.
No obstante Misión Imposible: Sentencia mortal, parte I, es una buena película, con una premisa interesante ejecutada dentro de secuencias de buena acción. Además de su dosis de humor que la pone a la altura de las últimas entregas de esta franquicia. Recomendable.