
Una muestra basta para conocer si tu cuerpo está enfermo o no, y en la película documental, Érase una vez en Venezuela, El mirador del Congo de Maracaibo refleja con claridad la crisis política y económica de la patria de Simón Bolívar.
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El único documental venezolano presentado en competencia en el festival de Lima aborda la historia de este pueblo víctima de la polarización venezolana que ha generado, como principal efecto, la huida de venezolanos a países vecinos.
El trabajo de la directora, Anabel Rodríguez Ríos, toma dos personajes Tamara, líder chavista y Natalie, una maestra de oposición para hilar este relato desarrollado en un pueblo construido sobre río.
No son amigas. Son rivales. Una quiere la salida de la otra. La otra solo quiere trabajar y un mejor bienestar para su pueblo. Los personajes no tienen problemas en mostrarse tal cual.
Pero en medio de esa pelea, el pueblo no crece. Empobrece en medio de la contaminación de las aguas, escasez de alimentos y ausencia de servicios básicos. Lo que fácilmente podría funcionar como una metáfora de Venezuela.
Al inicio hay una lucha política entre ambas. La líder chavista recurre a métodos poco éticos para ganar unas prontas elecciones. Lo interesante es que no tiene problemas en ejecutarlos delante de las cámaras. Para ella el partido es más importante y no importa lo que haga, el objetivo tiene que ser alcanzado.
Pero no toma en cuenta que cuando impera el hambre y la miseria, el dinero ni siquiera es un actor secundario.
Los chavistas pierden, pero el panorama no mejora. Sino que empeora. La gente empieza a huir. Ya no es sostenible la vida en el Congo.
La lucha entre Tamara y Natalie se relaja. La chavista busca ayuda en el gobierno al que ha sido leal por años. Pero las puertas se mantienen cerradas. Mientras Natalie piensa en su futuro. Ya no le interesan las disputas políticas, sino sobrevivir.
Detrás de estas disputas, El mirador del Congo agoniza. Muere lentamente. Ve como sus pobladores ya no se van de a uno, sino de a diez. Así como pasa en toda Venezuela.
Érase una vez en Venezuela resulta didáctico, educativo, duro y desolador, equilibrado. Las personas mueren, los países también. Un ejemplo es Venezuela. Lo que se sucede en El congo, pasa en todo ese país gobernado por un hombre que prioriza la política, sus intereses, al bienestar de su población.
Vean este documental que su visión de Venezuela cambiará.