La miniserie Antidisturbios toma el trágico desalojo de una vecindad para contar una historia de corrupción en España. La producción española está disponible en HBO Max.
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La historia de Rodrigo Sorogoyen (El reino, Que Dios nos perdone) inicia con un violento desalojo que acaba con la muerte de un migrante.
Por un lado, los policías involucrados buscan zafar de las consecuencias de un juicio iniciado por este homicidio. Mientras que una tenaz inspectora de control interno intenta ir más allá de esta tragedia e indagar sobre la historia detrás de la orden emitida para desalojar a estas familias.
La corrupción aparece como enemiga y aliada en la historia de estos personajes. No se descarta cuando la teoría de sus ideales no se aplica en su nueva realidad.
Lo bueno de Antidisturbios es que no presenta roles precisamente moralistas, sino seres contradictorios que llevados contra las cuerdas pueden echar mano de cualquier recurso para salvar el pellejo o alcanzar sus metas. Solo se trata de supervivencia en una red más grande de corrupción donde los seres ubicados en la parte baja son simples peones a liquidar en este terrible juego de ajedrez.
Incluso aquellos cuya noble intención sea capturar a los corruptos tendrán que pactar, si es posible, con el diablo para sacarse esa espina que lleva clavada en el corazón. No es que sean igual de corruptos que los perseguidos, los verdaderos hombres y mujeres de poder sedientos de dinero, sino que sus rasgos los lleva a tomar ese camino.
Por un lado hay una inspectora que no suelta prenda con facilidad, sino que cuando algo se le pone en frente va hacia ello contra viento y marea; la toma inicial marca este rasgo de su personalidad. Y por el otro, los policías apelando a su espíritu de cuerpo, transitan con pocos reparos por este camino de la ilegalidad.
PLANO SECUENCIA
La tensión de la historia no solo viene de escenas de acción, sino también de encuentros entre los protagonistas que van descubriendo nuevos personajes en esta trama de corrupción, seres inesperados que aparecen en la vida de diaria de los protagonistas en situaciones fraternas como el trabajo o tomando un café.
La cámara pocas veces está estable cuando los personajes van desentrañando esta trama, solo cuando hay un pequeño respiro recobra un poco de estabilidad.
Pero hay una en que este estilo queda muy bien y se refiere al momento en que los policías celebran un operativo con resultado positivo. Ahí se desarrolla un plano secuencia que retrata bien la fraternidad inicial de una borrachera hasta moverla con rapidez para describir un conflicto final.
Aunque el final suena positivo, uno se pregunta a qué costo. Porque la lucha contra la corrupción no se realiza sobre un camino de rosas, sino de espinas que dejan muchas heridas. Hay momentos en que Antidisturbios te deja atrapado y sorprendido por los cambios que vienen capítulo a capítulo. Buena miniserie que tiene seis episodios. Para verla en HBO Max.