Exprimiendo al máximo el universo de Star Wars, Disney+ estrenó la serie Obi Wan Kenobi, uno de los pedidos de la hinchada más radical de esta franquicia.
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La historia del maestro jedi no apunta a sus orígenes, sino a tiempo después en que dejó moribundo a Anakin Skywalker. Además la serie explora su relación con la niña Leia, antes que se convirtiera en princesa. La serie se sitúa antes de Una nueva esperanza.
En esta historia de seis episodios los fanáticos esperaban un reencuentro a sables de luz entre Darth Vader y Obi Wan Kenobi. Este enfrentamiento no se hace esperar y se concreta al inicio; también hacia el final.
Más parece una historia creada para que ambos personajes exorcicen sus demonios y digan todo lo que no dijeron luego de su último encuentro. Recordemos que Anakin fue discípulo de Obi Wan Kenobi antes que se convirtiera en Darth Vader. Además de una excusa de revivir personajes presentados hace décadas en la segunda trilogía de Star Wars (La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los sith)
No obstante la serie no ofrece nada más que todos los planteamientos ya vistos en el mundo de Star Wars. Obi Wan Kenobi solo es una producción hecha para satisfacer a los interesados en ver una historia de este personaje.
La última pelea entre Vader y Kenobi es rescatable. La primera es bastante simple. No obstante la presencia de Darth Vader no iguala a la que vimos en, por ejemplo, Rogue One. Su presencia de minutos resultó espectacular e inolvidable. Pero en este caso se siente cumplidora.
Por otro lado, al inicio Reva parece una villana implacable, pero la historia termina cediendo hacia la redención del personaje, como sucede en las películas de Star Wars. Hasta Darth Vader recibió el perdón de sus pecados.
En general la serie cumple. No arriesga más. No hay momentos para recordar. Es una serie para pasar el rato. Nada más. (Mientras The mandalorian sonríe desde lejos, porque sigue siendo la mejor.)