
Más días pasan y más desaprobación recibe Harvey Weinstein. Los actores ya no quieren trabajar con él, ni la compañía que fundó. Más víctimas se animan a denunciar. Las instituciones le retiran las condecoraciones recibidas como la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Por décadas, Harvey Weinstein y su compañía se hizo un nombre en los Óscar. Las películas auspiciadas por Weinstein obtuvieron 300 nominaciones y ganaron al menos 81. Su objetivo siempre fue ganar el premio de la Academia. Por eso en Hollywood se decía que quien recibía este respaldo podría ganar la estatuilla o en el peor de los casos recibir una nominación al premio más añorado por actores, directores, etc.
LA CAMPAÑA SUCIA AL ÓSCAR
Sin embargo se hizo notar, para mal, en la campaña al Óscar de 1998. Respaldaba la película Shakeaspeare Enamorado con su primera empresa Miramax (que luego se convirtió en Weinstein Company) que cuenta como contexto la escritura de Romeo y Julieta, pero como tema central la historia de amor del escritor y una muchacha de la clase alta.
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La cinta alcanzó una nominación, pero su campaña fue criticada. Porque se enviaban regalos a los académicos y se hacían coincidir cenas entre los integrantes de la Academia y actores o miembros de la producción de la película.
Los cuestionamientos llegaron a los medios y la Academia tomó algunas medidas a partir de esa campaña que al final funcionó. Porque la película ganó el Óscar a mejor película pasando por encima de la obra maestra de Steven Spielberg, Salvando al soldado Ryan.
SUS OTRAS NOMINACIONES
Weinstein fue nominado también por Pandillas de Nueva York de Martin Scorsese, aunque no ganó el premio. Pero su compañía compitió, por ejemplo, con las películas Malditos Bastardos, El lector, que le dió el único Óscar a Kate Winslet, y Agosto con Meryl Streep y Julia Roberts a la cabeza del elenco.

El aliado incondicional de Quentin Tarantino vive su peor momento y difícilmente regresará a trabajar, luego de las más de 20 denuncias de acoso sexual que recibió en su contra. Por lo pronto la Academia dijo que no merece respeto de sus colegas. «Lo que está en juego aquí es un problema profundamente preocupante que no tiene cabida en nuestra sociedad», sentenció. Todos le dieron las espaldas.
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