Si el pequeño protagonista Jojo Rabbit saliera de la pantalla y viera esta película ¿se daría cuenta que el director se está burlando de él? ¿Qué en el filme ha quedado claro que todas sus creencias y leyendas son un chiste? ¿Cambiaría si no existiese su madre o una amiga judía en su vida? ¿Se arrepentiría o radicalizaría?
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Jojo Rabbit es una sátira. Desde el inicio se burla de los nazis sin misericordia. La historia toma a un niño con protagonista quien sueña convertirse en el brazo derecho de Adolph Hittler. Es un pequeño fanático. Piensa, habla y huele a nazi, hasta su madre lo sabe. Pero el dilema viene cuando repara que su progenitora es parte de los rebeldes u opositores al gobierno de su líder adorado, y cobija, en su casa, a una joven judía, una protección inaceptable por esos tiempos.
Queda claro que el pequeño tiene un buen corazón, porque adora a su madre y empatiza con la refugiada desde el inicio. Pero no queda claro si sus pensamientos nazis se han extinguido de su cerebro. Ni cuando repara en el triste final de su mamá deja de ser nazi, ni siquiera al final cuando se encuentra con ese oficial en desgracia. Casi no lo vemos razonar si su ideología está bien o mal.
No obstante, la película resulta graciosa. ¿Cómo van a pensar los nazis que los judíos tenían cuernos? Parece que pensaban como niños.

Otro punto a favor es la actuación del actor, Roman Griffin Davis, el pequeño nazi. A veces su interpretación hace quererlo, pero cuidado que estamos ante un futuro extremista. También destaca la interpretación de Scarlett Johansson quien parece un personaje de cuento de hadas con el don de decretar que está bien o mal. Aunque su rol pasa por agua tibia las ideas de su hijo, igual no lo corrige.

Los colores y la producción acogen la idea del director, al presentar escenarios divertidos y alegres. Hay casas con dos ojos en sus techos.
En general con Jojo Rabbit hay que reírse con cuidado, porque el dilema no se presenta dentro del protagonista, sino afuera. Al final sigue siendo el mismo, como los nazis de aquella época dizque arrepentidos y hoy nuevamente envalentonados dispuestos a aprovechar su oportunidad de sembrar esas ideas terroríficas.