Severance o separación como se lee en los subtítulos de esta nueva serie de Apple TV plantea una ficción que un gerente explotador gustaría aplicar en su empresa.
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En el mundo de Severance, la tecnología avanzó a tal punto que cuatro trabajadores: tres hombres y una mujer, son sometidos a un experimento de separación de sus recuerdos personales de los laborales. Es decir que cuando ingresan a su centro de trabajo olvidan su vida personal. Mientras que al salir de la empresa no recuerdan que pasó en su empleo.
Esta proeza tecnología se realiza gracias a la implantación de un chip en la cabeza. Los interesados se someten a una breve intervención quirúrgica y reciben el dispositivo.
Conforme avanza la serie de nueve capítulos conocemos que los escogidos tomaron esta decisión para olvidar momentos trágicos de su vida. Sin embargo esta tecnología no controla el entorno y poco a poco empiezan a sentir la necesidad de regresar a sus vidas anteriores.
No obstante la empresa está feliz. Estos trabajadores se dedican exclusivamente a sus tareas y no mezclan sus vidas personales con las laborales. Sin embargo el ser humano es tan complejo que si por lado quieren atar sus ímpetus de libre albedrío, por el otro se desatan.
La serie me recuerda mucho a la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, escrita por Charlie Kauffman. Los planteamientos parecen similares. En este filme los personajes se someten a una operación para olvidar momentos dolorosos de sus relaciones amorosas. Sin embargo igual terminan enamorándose otra vez.
PISTAS EN EL CAMINO
En Severance sucede casi lo mismo. Los cuatro protagónicos guiados por sus corazones empiezan a quebrar las ataduras tecnológicas impuestas por esta empresa.
El interés de la serie crece progresivamente hasta entregar dos capítulos notables donde se devela el pasado que intentaron olvidar. La primera parte de Severance describe cómo funciona este mundo corporativo en largos pasillos blancos, televisores de los 70, oficinas grandes y solitarias. En tanto que hacia el final se describe una labor detectivesca donde uno de los personajes busca indagar quién es y por qué llegó a ese experimento.
En eso ayuda las buenas interpretaciones de los actores, principalmente, de Adam Scott. El actor ofrece un personaje completamente ajeno al dolor en su empresa, pero destrozado en el exterior.
La dosis emocional viene gracias a John Turturro (Falcone en Batman), junto a Christopher Walken, el conocido jinete sin cabeza de la película de Tim Burton. Ambos con mucha sutileza conectan sus personajes y retan al chip implantado en sus cabezas. De esta relación solo se dan pistas, pero hay mucho por hilvanar, en una siguiente temporada.
Severance es una serie para los amantes de la ciencia ficción, de esas historias que dejan detalles episodios a episodios hasta completar el rompecabezas al final. Hay mucho por ver en Severance. Mucha respuesta en el aire que ojalá se responda en la siguiente temporada.