No hay mucho que decir sobre Hombre de Toronto, una película hecha para entretener al espectador en Netflix.
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Teddy es un trabajador en ventas que intenta complacer a su esposa regalándole un viaje. Al llegar a su destino es confudido por un sicario contratado para ajustar cuentas con un objetivo. Lejos de aclarar el incidente, Teddy no huye, ni aclara nada, simplemente se deja sumergir en estas confusiones.
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En ese camino conoce al verdadero Hombre de Toronto con quien entabla una historia de amor y odio. Primero serán cómplices y luego amigos.
Parece una historia seria, pero es una comedia aderezada con escenas de acción y diálogos divertidos. Si debemos destacar algo en la historia es una escena de peleas rodada en un gimnasio para entrenar boxeo. ¿Por qué? Porque la toma se hace con una sola cámara que gira de un angulo hacia el otro retratando las patadas y puñetes lanzadas por los protagonistas de esa escena.
Luego solo es una película de entretenimiento vista tantas veces donde el chico débil se hace amigo del chico malo y rudo.
Si es divertida o no, depende de la mirada del espectador. Personalmente no me divirtió, salvo la escena descrita líneas arriba, el resto solo une elementos de una fórmula que todavía funciona. O lo que se podría describir (como lo escuché por ahí) cine de algoritmo. Es decir buscar todas las piezas que mantengan la atención del espectador: acción, estrellas, locaciones en varios países, una historia sencilla, humor, etc. Parece que funciona.
Para verla en Netflix (aún ubicada entre las diez más vistas de esta plataforma).