El documental, Cartas a Distancia, presentado en el 26 Festival de Cine de Lima (FCL) afectados por la COVID-19 en México.
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La pandemia del coronavirus obligó a todos los países a encerrar a la población para evitar la transmisión del virus. Los enfermos evacuados a hospitales no tenían contacto con sus parientes salvo por medio de las enfermeras o enfermeros.
En Cartas a distancia, dirigida por Juan Carlos Rulfo (hijo del escritor Juan Rulfo), se observa, al inicio de la película, a las familias entregando cartas escritas a mano para sus parientes internados en los nosocomios.
Las misivas contienen mucho amor y aliento de quienes deseaban ver a sus parientes sanos y otra vez en casa. Hay momentos en que pasan de las cartas a los vídeos para contactarse con los pacientes. En esta comunicación los trabajadores de salud fueron vitales. Su trabajo consistía en curar a los enfermos, pero también se sumaron a informar a las familias del estado de salud de sus parientes.
Pero el documental va más allá porque no se queda en esa comunicación. Sino que se adentra en las historias familiares y en los orígenes de esa devoción. Conforme avanza la película cierran los relatos, algunos con final feliz y otros no. Incluso hay un momento en que Dios aparece en el debate y las respuestas revelan que la fe se perdió cuando llegó el dolor de ver partir a un ser querido.
El valor de este documental, también, es que deja registro de este momento para futuras investigaciones que cuenten la historia de esta pandemia.
Cartas a distancia, de poco más de una hora de duración, no hace más que recordar esos momentos de intranquilidad y ansiedad en que no podíamos abrazarnos, pero que gracias a iniciativas como esta se encontró un poco de alivio.